Antes de comenzar a detallar esta parte de Iglesia, convendría tener bien claro su concepto. La doctrina social de la Iglesia trata de los problemas sociales y de cómo debe intervenir la Iglesia en la sociedad. Para que nos conste, se redactan documentos oficiales donde quedan patentes estas directrices. Un momento importante debido al cambio que se produce en esta doctrina social es el siglo XIX.
El siglo XIX se caracterizaba socialmente por las condiciones en las que trabajaba el proletariado. Tenían una jornada laboral extensa, condiciones de vida y de trabajo insalubres, los sueldos eran muy bajos (no llegaban a cubrir las necesidades de los trabajadores), las mujeres se encontraban marginadas (en la vida laboral y familiar) y la explotación infantil (acarreando el analfabetismo, el el deterioro físico y en algunos casos la muerte).
Ante esta situación vivida por gran parte de la población, la Iglesia estaba con las clases poderosas, despreocupada de este problema. Cuando se dice que la Iglesia permanecía despreocupada, se hace referencia principalmente a su cúpula (principales mandatarios, también llamados alto clero) y parte del bajo clero (sacerdotes, etc.). No se puede negar que existían congregaciones vinculadas a la Iglesia que reivindicaban los derechos del proletariado.
Surge también el sindicalismo y el socialismo, que reivindicaban estos derechos y estaban completamente alejados de la Iglesia. La Iglesia se comienza a mover pues, en el año 1893 el Papa León XIII escribe una encíclica titulada "Rerum Novarum", donde dice que la situación vivida por este colectivo es injusta y no querida por Dios. Parece obvio de que fue un paso tímido, pero era el primer paso, algo es
algo.
Desde aquel entonces siguieron surgiendo nuevas encíclicas que hablaban sobre el problema social del proletariado. "Cuadraggessimo Anno" fue hecha por Pio XI en 1937. Fue una renovación de la anterior, que ya hacía 40 años de su promulgación, adaptándola a la situación de la época. Con motivo del 80 aniversario de la "Rerum Novarum", en 1977 Pablo VI redactó la "Octoggessima Adveniens", que era otra renovación.
En 1965 se redacta otra encíclica que no solo se trataba de los trabajadores, sino también del problema del hambre y la pobreza. Titulada "Gaudium et spes", es el documento oficial del Concilio Vaticano II mediante el cual a la Iglesia le preocupa de forma oficial y postula como deben actuar los cristianos.
Finalmente, en 1981 Juan Pablo II escribe "Solicitudo rei socialis". En ella se habla del pecado estructural, que consiste en pecar de alguna u otra manera. Un ejemplo sería comprar plátanos baratos, pues para que cuesten así se ha empleado mano de obra barata.
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