viernes, 24 de mayo de 2013

DAENS

              En las últimas clases hemos visto la película Daens, que nos ha servido para entender mejor la doctrina social de la Iglesia en el siglo XIX.

              La película trata de un sacerdote que es destinado a Bélgica. Tras estar vinculado a la clase alta, descubrirá la pésima situación que vivía el proletariado fruto de la explotación que recibían de los ricos. Cobraban un pésimo salario, condiciones laborales y de vida míseras, despidos improcedentes, y una larga lista de abusos. Daens jugará un papel importantísimo adentrándose en el camino para conseguir la igualdad entre todos los ciudadanos por diversos medios. A lo largo de la película se observa como le van poniendo piedras en el camino para evitar que alcance su objetivo.

              La película se sitúa en el tiempo a finales del siglo XIX, por lo que Daenz es coetáneo al Papa León XIII. Por ello, la "Rerum Novarum", entre otras cosas, sirve de motivación para este sacerdote. Como ya comentamos en la anterior entrada, esta encíclica fue un primer paso tímido por parte de la Iglesia, y que el padre Daenz la cumpliera al pie de la letra era para ellos demasiado radical. Por ello fue frenado por todos los medios posibles: prohibiéndole dar la misa, con una amonestación personal del Papa, enviándole a un monasterio de ancianos, etc. En algunos momentos, las quejas por su actitud le hicieron dar un paso atrás (como cuando separó a los socialistas de su lucha), pero entró en razón y continuó con su labor.

               El autor escribe artículos en un periódico conservador como medio de difundir sus ideas sobre la mala situación que vive el proletariado. Esto y otras cosas le cuestan el enfado de la clase alta (íntimamente relacionados a la Iglesia), quienes presionan a la Iglesia y esta a su vez al padre. Otro medio fue la creación de un partido político, con el cual poder llegar al poder político y reformar la sociedad, pero como no, fue parado por la clase alta.

              El padre Daenz no fue el único sacerdote que en aquella época reivindicaba los derechos del proletariado. Pese a que en un primer momento no se lograse lo que se pretendía, no se puede decir que fuese un fracaso, simplemente fueron los cimientos sobre los que se asentaron con posterioridad los derechos de la clase obrera. Sin ellos, ni la sociedad ni la Iglesia hubiese cambiado.


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